Sobre las cosas y el orden

Andrea Canobbio ocupa mi tiempo libre estos días con su novela “El natural desorden de las cosas”, ya lo mencioné en el post anterior y por él empecé el turno de los tres próximos libros. Esta vez no me apetece hacer una reflexión al final de la novela sino acompañar a Claudio Fratta, su protagonista, mientras lo leo. No hay duda de que un personaje es lo que de él hace su autor pero estoy aprendiendo a verlos con cierta perspectiva, desposeídos de esa dependencia lógica con sus creadores. Si el trabajo está bien hecho, el vínculo se diluye más fácilmente. Canobbio perdió puntos hacia la página 17, no me gustó la mezcla del espacio-tiempo, evocar en presente y volver al “ahora” utilizando una fórmula de pasado. Lo apunté como un punto en contra, pero Fratta comenzó a ganarlos al tiempo que se abstraía contando algún pensamiento. Me siento a gusto siguiéndole, deteniéndome cada vez que se pregunta algo, que se arranca un explicación. Es complejo, extraño, imprevisible, abrupto y le creo capaz de todo. Dejo unos extractos:

Ella le invita a cenar en su casa, con su marido.

“La conversación con Elisabetta Renal no ha durado en total más de un cuarto de hora, sólo quería invitarme a cenar y se ha marchado. Luego el teléfono se pone a sonar y me arranca del metro cuadrado de tierra en que ella me ha abandonado..”

Mirada de un arquitecto paisajista.

“ Le hablo de “variaciones cromáticas estacionales”, le explico la importancia del ritmo lleno-vacío, le hablo de “atención a los panoramas visuales”. No me gusta dar explicaciones, no me gusta hablar así, pero con ciertos clientes es lo mejor, llena las conversaciones, las abrevia. [..] me vuelvo para mirar lo que hace la señora Olssiglia una vez sola. Lo que hacen mis clientes solos en mis jardines, cuando toman posesión de mis jardines, cuando corto el cordón y abandono a mis criaturas a sus padres adoptivos. Lo que mis clientes ven en mis jardines, algo que yo nunca veré, atareado en ver otras cosas, ocupado..”

Ternura hacia ella.

“Anoche, cuando Elisabetta Renal bajó de su coche, me habría gustado acariciarla así, tocarle una mejilla y tranquilizarla, darle a entender que había encontrado a alguien con quien compartir su miedo..”

Miedo.

“Tenía miedo de rasgarme como una hoja de periódico y salir volando a la primera racha del viento, y también al contrario, tenía miedo de caer al suelo y quedarme toda la noche tirado en el patio, frío como una piedra..”

Duda y deseo

“¿Por qué no le he ofrecido algo de beber? Debería haberse quedado a cenar, habríamos podido sentarnos frente al fuego en el sofá, luego la habría desnudado, la habría abrazado, le habría besado los labios, el hueco del cuello, los pezones, el ombligo, el pubis, la cara interna de los muslos, los dedos de los pies..” (me gusta esta ruta, exactamente como la menciona)

De nuevo esa sensación de estupor, de abandono.

“ Y volvería atrás para imaginar mil formas de convencerla de que se quedara si no me hubiese quedado allí de pie, quieto como un caballo..”

Junto a su madre, ella llora mientras le cose un botón, ella llora siempre últimamente, él recuerda la figura de su desaparecido padre entre las sombras de la casa y vuelve poco después a la realidad.

“ En el salón, la puerta del balcón está abierta, la cortina blanca inflada de aire, pero la casa no está de viaje, no es un velero que zarpa hacia el futuro, aquí ha llegado todo para siempre, para siempre ha atracado..”

Y así vamos por ahora, escuchando todo lo que Claudio Fratta tiene que decir.

Autor: Angèline

"Colocamos una palabra allí donde comienza nuestra ignorancia, donde ya no vemos más allá; por ejemplo, la palabra "yo", la palabra "hacer", la palabra "sufrir": son quizás el horizonte de nuestro conocimiento, pero no "verdades" (John Banville "Imposturas")

3 opiniones en “Sobre las cosas y el orden”

  1. Vale. Estaré en Salamanca casi cinco días la próxima semana y leeré a Diego Ameixeiras allí. Por mí entonces, podríamos comenzar con John Updike el lunes 12 de febrero si os parece. La blog del beso la he bloqueado unos días. Quiero arreglarla un poco y últimamente no me podía ocupar de ella. Un beso, Princesiña.

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